
Pues sí, malas noticias para los fans de Kneecap al otro lado del charco. El grupo de hip hop irlandés, que mezcla rap en gaélico con letras políticas y bastante mala leche, ha tenido que cancelar su gira por Estados Unidos.
¿Qué ha pasado?
La cosa no es por falta de ganas ni por logística, sino por visados. Las autoridades estadounidenses les han denegado los permisos de trabajo y, según denuncia la propia banda, el trasfondo es su apoyo público a Palestina.
Vamos, que la política se ha colado de lleno en su música, hasta el punto de dejarles en tierra y obligarles a cancelar quince conciertos ya confirmados.
Europa y Canadá sí, USA no
La parte positiva es que Kneecap mantiene todas sus fechas en Europa y Canadá. Así que, aunque pierden mercado en Norteamérica, siguen rodando por escenarios donde su propuesta es bien recibida.
Y ojo, porque estas movidas suelen tener un efecto rebote: lo que pierden en entradas en EE.UU. lo ganan en visibilidad mediática y en la narrativa de ser un grupo que no se calla ni aunque le cueste oportunidades.
Para quien no los conozca, Kneecap son de Belfast y se han hecho un hueco enorme cantando en irlandés sobre política, drogas, identidad y cultura. No son de medias tintas: o los amas o te incomodan, pero lo que está claro es que no dejan indiferente a nadie.
¿Y ahora qué?
Con la gira estadounidense cancelada, tocará ver cómo se reconfiguran sus planes. Lo que está claro es que este episodio abre un debate interesante:
¿puede un país vetar a un grupo por sus opiniones políticas?, ¿hasta dónde llega la libertad de expresión en la música?
Sea como sea, lo de Kneecap es otro recordatorio de que el rap no es solo entretenimiento: también puede ser arma política.